La palabra cambio hace referencia a la acción o transición de un estado inicial a otro diferente. Este movimiento de ir del punto A al punto B no es lineal y trae consigo un proceso de transformación, que gestionado de forma adecuada puede apalancar y potenciar nuestro crecimiento.
Te presentamos 3 claves que te apoyarán a gestionar un proceso de cambio personal:
Aceptación y Automotivación
Aceptar que las circunstancias son diferentes a cómo habían sido planeadas inicialmente es el primer paso hacia el crecimiento y la transformación. La aceptación como valor, permite reconocer lo que ha cambiado y comprender cómo se ha producido el cambio para determinar de qué forma puedo utilizar lo que ocurre a mi favor.
A partir de esta aceptación, puede gestarse la automotivación, como la capacidad de influir y modificar el estado de ánimo personal, con el fin de conducir la energía individual hacia la consecución de nuevas metas desde el respeto por el sentir propio y la convicción de contar con las capacidades necesarias para hacerlo posible.
Innovación y Desarrollo de nuevas habilidades
El paso siguiente corresponde a innovar, es decir, utilizar el cambio como un medio a través del cual es posible introducir en nuestro día a día nuevas formas de pensar y de actuar.
Revisar los hábitos, ajustarlos y de ser necesario renovarlos, nos dará la oportunidad de desarrollar nuevas habilidades que respondan al nuevo entorno y adquirir las competencias necesarias para destacar a través de quienes somos y de nuestro saber hacer. El aprendizaje continuo permitirá avanzar y marcar la diferencia en un escenario global dinámico.
Flexibilidad y Resiliencia
La plasticidad cerebral es la capacidad de adaptación y cambio que tiene nuestro cerebro y depende de la actitud y la experiencia. Esta característica le permite al sistema nervioso modificarse para formar nuevas conexiones nerviosas en respuesta a la información del entorno. Nuestra flexibilidad mental permitirá adecuar nuestra forma de responder ante situaciones inesperadas, a través de una gestión adecuada de nuestras emociones.
Finalmente, la resiliencia, como la capacidad de asumir y sobreponerse de forma flexible a situaciones límite, nos permitirá reformar nuestros recursos psicológicos para extraer el máximo potencial y atender las circunstancias nuevas a través de la conciencia de las potencialidades y áreas de mejora personales, la creatividad, la conciencia plena en el presente, la objetividad y la visión de un futuro posible.
Pon en práctica estas 3 claves y observa cómo el cambio bien gestionado puede convertirse en una oportunidad de crecimiento.